Me escondieron el sofá

 


jue, 7 mar, 19:46


En realidad eran dos sofás. 

En mi época universitaria tuve dos etapas. Mi primera carrera fue diurna y la segunda en la nocturna. 

Cómo entraba a trabajar a las cinco de la mañana y me volaba para clase a las siete am, a las dos de la tarde ya estaba fundido. En la segunda etapa debía regresar a la universidad a las seis de la tarde. Entonces la idea era no dejar el centro de Bogotá. 

Como refugios estaban la Sala de Prensa Diana Turbay de la Casa de Nariño y la oficina de los periodistas del Senado. 

Confieso que el sofá del Capitolio era más suave, a pesar de haber estado ahí por varias décadas, ser de cuero y hacer un ruido gutural cada vez que cambiaba de posición en mi siesta. 

Hoy fui a ver mi sofá en el Congreso y lo habían reemplazado por una oficina con una ventana de vidrio blanco. Mi espacio vital se lo asignaron al jefe de prensa del Senado, un paisano Aracateño de García Márquez, que conocí cuando no le salía bigote y con quien desayunaba hasta la una de la tarde, después de hacer un programa de radio los sábados para una cooperativa de maestros. 

Reclamo mi derecho como poseedor de ese sofá. Quienes conocieron la historia, algunos de los que abracé hoy, me dicen que posiblemente esté en un cuarto viejo del segundo piso del Congreso, al lado de las gradas. Si lo ven, díganle que tengo buenos recuerdos de él. 


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